Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1871-1872 (Cortes de 1871 a 1872)
Sesión: 14 de noviembre de 1871
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Respuesta al Sr. Reig
Número y páginas del Diario de Sesiones 143, 3.616, 3.617
Tema: Celebración de dos sesiones diarias

El Sr. PRESIDENTE: El Sr. Reig ¿para qué ha pedido la palabra?

El Sr. REIG: Para dirigir varios ruegos a la Mesa.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene V.S.

El Sr. MARTOS (D. Cristino): Pido la palabra para una alusión personal.

El Sr. PRESIDENTE: Voy a contestar al Sr. Diputado que acaba de usar de la palabra.

Tiene S. S. mucha razón en lo primero que ha dicho; por no empezar las sesiones con puntualidad, resultan castigados aquellos Diputados que son puntuales en su asistencia: yo vengo todos los días antes de las dos, y no abro a esta hora la sesión porque no veo bastante [3.616] número de Sres. Diputados para abrirla, y no quiero que se dé el espectáculo de dejar que haya sesión por falta de numero de Sres. Diputados. Pero como la excitación de S. S. es justa, y la Mesa no puede menos de tomarla en consideración, la Mesa la atenderá, y desde mañana la hora de abrirse la sesión será las dos en punto; yo suplico, pues, la asistencia puntual a todos los Sres. Diputados.

Otro ruego ha hecho S. S. a la Mesa, en el cual no podrá complacerle como en el anterior: se refiere a las alteraciones que S. S. ha notado en el Diario de las Sesiones. La Mesa y la Secretaría procuran que las sesiones se reflejen con toda exactitud en el Diario de las mismas; pero ni la Mesa ni nadie puede evitar las correcciones que quieran hacer aquellos oradores que toman la palabra, y que en esas correcciones desaparezca alguna expresión malsonante, o alguna otra palabra que no convenga al orador dejarla escrita, una vez que se puede escapar en el calor de la improvisación: de eso no puedo ser responsable la Mesa, ni la Presidencia puede tomar disposición alguna; al contrario, más de una vez interesa que desaparezcan palabras que pueden pronunciarse en el calor de la improvisación y del debate.

El tercer ruego se refiere al deseo de que dedique el Congreso las dos horas primeras de sesión a la discusión del dictamen relativo al Banco de París, y quizá a la de presupuestos, que debe venir muy pronto al Parlamento.

También tiene S. S. en eso muchísima razón. Yo no tengo inconveniente en dar lectura a la proposición que presentó S. S.; pero para evitar discusiones y debates, y para no interrumpir la discusión que hay pendiente, y que afecta al Gobierno, y que el Gobierno sin duda alguna no quiere que se interrumpa, podemos hacer otra cosa que convenga también a los deseos de S. S. y a los deseos de la Cámara; para que esta discusión no sufra interrupción, yo me atrevería a proponer al Congreso que, una vez que está pendiente el proyecto del Banco de París, muy importante; una vez que estará pronto pendiente la discusión de los presupuestos, yo me atrevería a consultar a la Cámara si convendría, para no detener esas discusiones importantes, al mismo tiempo que para no paralizar las discusiones políticas, que haya desde hoy mismo dos sesiones, una por la tarde, de cuatro horas, y otra por la noche, de tres, que se dedique al proyecto de ley del Banco de París, a los presupuestos que vendrán pronto al Congreso, y a todas las demás cuestiones que no tengan nada que ver con las políticas. El Sr. Secretario va a hacer la pregunta.



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